viernes, 5 de febrero de 2016

Sé que eres tu porque eres el único que no me habla de cordura, si no que quiere perderla conmigo

Cerrado por derribo

Todas las puertas ya estaban cerradas, las ventanas trancadas y las luces apagas. Estaba segura que mi corazón estaba cien por ciento protegido y se había convertido en un lugar seguro. Incluso colgué un aviso gigante que decía “clausurado”, y así nadie se atrevería ni a acercarse. Mi corazón por fin estaba en paz. Un día, como cualquier otro, ocurrió todo tan rápido que ni puedo recordar exactamente como pasó, pero alguien logro entrar. Después de tanto tiempo manteniéndolo seguro, alejando a todo el mundo, evitando que le hicieran daño a mi corazón; llegaste tu. Sin hacer ruido, ni tocar la puerta, entraste como si ya conocieras el lugar y hubieras estado ahi antes. Te sentaste en un rincón a esperar por mi. Al darme cuenta que estabas ahi, me puse a gritar, pero ya era muy tarde. Al verte, supe que no había manera de sacarte sin que nada se rompiera. Así que me senté alado de ti y me tomaste de la mano. Y ahora estas acá, dentro, alado de mi, y yo solo muero de miedo al darme cuenta que eres un ladrón que se robo mi corazón. 

Mi cuento de hadas

Una hoja en blanco. Mis manos con miedo de tocar las teclas. Divagando en mi escritorio. Mi corazón latiendo. El silencio. Mi teléfono intencionalmente apagado. ¿Será que escribo? Si escribo exploto. “Laura, no escribas, no pienses, mejor sigue viendo la película que dejaste en pausa”, me dice mi cobarde corazón. Mi cerebro dice que ya es hora de entrar en razón. Si escribo habrán lagrimas, pensamientos, decisiones, pero es necesario.

Lo cierto es que evito escribir porque no quiero sincerarme. Se que eventualmente tendré que hacerlo y salir de esta fantasia en la que vivo. En este cuento de hadas que yo misma me estoy creando. La fantasia en la que tu existes, y eres el principe azul que tanto esperaba.  No quiero darme cuenta que este cuento no tiene un final feliz, y que mi principe pertenece a otro cuento y no a este. No quiero dejar de ser una princesa. Yo quiero seguir creyendo en que las hadas, en la magia y en que llegaras a rescatarme con tu caballo y todo sera perfecto. Yo quiero quedarme a vivir aquí, contigo, por siempre. No quiero volver a ser la niña que llora en las noches al darse cuenta que su principe es solo un niño con el que nunca podrá estar y que el es igual de imposible que los cuentos de hadas. Me niego a crecer, es una trampa.

Así que decidí escribir, solo para decir que he decido quedarme a vivir aquí, y que si esto no es cuento de hadas, yo me encargaré de que lo sea.